Aquí no puedo ser imparcial. No puedo ser objetivo. Ni quiero serlo. «Shenmue» es, para mí, mucho más que un videojuego. Es mucho más que ir avanzando en una historia haciendo diferentes misiones o minijuegos pues su creador supo plasmar a la perfección la filosofía, la forma de entender la vida de las culturas en él reflejadas y, por supuesto, ello me hizo empatizar de inmediato con todos y cada uno de los personajes, empezando por el propio protagonista. Ahora, el reciente (e inesperado) anuncio del desarrollo de la continuación de esta magna e inacabada obra de arte me ha llenado de una inmensa alegría y, a pesar de todas las cosas buenas que han salido en la ya terminada edición 2015 del E3, para mí solo hay un JUEGO… SHENMUE III.