Si bien está entre nosotros desde hace bastantes años, el tema de la retrocompatibilidad es de nuevo actualidad merced a las continuas noticias sobre Xbox One y la «nube» (tema que también nos gustaría abordar en el futuro). Sabemos que es inevitable que la tecnología avance y nos ofrezca nuevas posibilidades que dejan obsoletas las viejas formas de entretenimiento entre muchas otras cosas pero… ¿realmente es tan buena como nos han vendido desde un principio o sigue siendo mejor disfrutar de los videojuegos antiguos en sus sistemas originales?
Aunque existen los precedentes de la Mega Drive y la Super Nintendo con sus respectivos adaptadores para hacer funcionar los juegos de sus hermanas pequeñas, los jugadores conocimos esta posibilidad como tal con la Playstation 2 y, desde entonces, ha sido una constante en todas las consolas que han tenido predecesora. Muchas personas (yo mismo) se han sentido en algún momento atraídas por la idea de poder disfrutar de los viejos juegos en el nuevo sistema, evitando de esta forma el tener dos o más aparatos conectados. Un «todo en uno» en toda regla. Incluso algunos llegan a vender la consola vieja sin desprenderse de los juegos para hacer espacio y sacar algo de dinero. Sea como sea, las compañías consiguen su objetivo, que no es otro que nos pasemos a lo nuevo. Sin embargo, la experiencia no siempre ha sido todo lo buena que hubiera sido deseable. Juegos que se ven peor, van más lentos o incluso no funcionan se mezclan con otros que sí muestran alguna leve mejora.
Esto ha ocurrido en el caso de la Xbox 360 porque su sistema estaba basado en la emulación por software, lo que no hizo posible que todos los juegos funcionaran y que algunos de ellos lo hicieran defectuosamente, como el caso del Panzer Dragoon Orta que se cuelga al iniciar el tercer nivel. Algo que no ocurría en PS2 ya que, en este caso, la retrocompatibilidad se hacía por hardware con lo que se eliminaban todos los problemas que pudiese ocasionar. Vemos que, con el paso del tiempo, la manera de lograr que los juegos antiguos corrieran en los nuevos sistemas también ha ido evolucionando desde el hardware, pasando por la emulación hasta llegar, en la actualidad, a la «nube», obligándonos a disponer de una conexión a internet potente que no nos haga necesario tener que esperar horas para descargar los juegos.
La retrocompatibilidad ha llegado para quedarse, no hay ninguna duda. Como todas las cosas, tiene su lado bueno y su lado malo y, por supuesto, sus admiradores y detractores. Pero no quisiera cerrar este post sin plantear una cuestión. En los distintos eventos las compañías desarrolladoras sacan pecho con sus creaciones y las fabricantes del hardware buscan siempre ofrecer más y mejor. Entonces, si su intención es que nos sintamos atraídos por lo nuevo, ¿no es su objetivo que abandonemos lo viejo? ¿Por qué en cambio cada día hay más gente que pide la retrocompatibilidad? ¿Es solo por tener una función más en la consola o, tal vez, porque dar el salto no es tan fácil como antes? La demanda, unida a la cada vez mayor proliferación de «remakes» de juegos antiguos, demuestran a las claras que lo que disfrutamos no hace tanto sigue teniendo vigencia. Ya no es suficiente una mejora gráfica ni un multijugador enorme. Ni tampoco la gran cantidad de opciones multimedia. Lo que queremos son buenos juegos y si no los encontramos seguiremos con lo que tenemos, ¿verdad?
«Aunque existen los precedentes de la Mega Drive y la Super Nintendo con sus respectivos adaptadores para hacer funcionar los juegos de sus hermanas pequeñas, los jugadores conocimos esta posibilidad como tal con la Playstation 2»
La MegaDrive si es retrocompatible con la Master System con un simple adatador, pero la Super Nintendo no, el único «adaptador» que existe para jugar a cartuchos de la NES en la Super Nintendo es una CONSOLA clónica (no oficial) que se inserta en la Super Nintendo pero solo para aprovechar los mandos.