Mucho han cambiado las cosas desde que nos entreteníamos en los salones recreativos o con las primeras consolas u ordenadores que nuestros progenitores nos compraron. Muchos géneros o, por si alguien no lo termina de entender, tipos de juego nacieron y evolucionaron a lo largo de los años, reinventándose siempre que la tecnología lo permitía. Sin embargo, en la actualidad, existe una clara percepción de falta de variedad en los juegos actuales, como si se hiciera lo mismo una y otra vez. Y si hay un género que ha sufrido este y otros males con mayor fuerza ese ha sido el de los juegos deportivos…
Solo hay que mirar el deporte rey, el fútbol y echar la vista atrás para darse cuenta de que antes había una gran variedad de opciones para elegir. Cierto es que no existía el simulador como lo concebimos hoy día, más que nada por lo mencionado con anterioridad: la tecnología existente, pero dicha carencia se suplía con más o menos acierto a base de imaginación y propuestas de distinto enfoque que siempre encontraban su público. Sin embargo, un día alguien tuvo la feliz idea de subir un peldaño en la búsqueda del realismo y, aunque es algo que ayuda a la inmersión (siempre que sea uno un buen seguidor del deporte en cuestión) también ha traído sus consecuencias. La peor, sin duda, es que las cotas alcanzadas, tanto en licencias como en el aspecto visual han calado tan hondo en la gente que muy pocos, prácticamente nadie, es capaz de encontrar diversión en un partido virtual si este no es un fiel reflejo de la realidad.
Los juegos de fútbol no son los únicos afectados. Miremos el baloncesto si no, un deporte de masas cuyo caso es todavía mas sangrante si cabe. Al menos en los FIFA y Pro Evolution hay distintas ligas y países. ¿Qué hay en el baloncesto virtual? NBA, nada más. Ya no hay más ligas en el mundo. Y, como en el fútbol, antaño tuvimos cierta variedad en las propuestas, variedad que ha desaparecido por completo. Y podríamos seguir casi indefinidamente con el resto de deportes, los cuales, en su inmensa mayoría, tienen solo un videojuego que los represente o, peor aún… ninguno. ¿Cuántos juegos hay de fórmula 1? ¿Y de motociclismo? ¿Y de atletismo? ¿De tenis? ¿Balonmano? ¿Voleyball? ¿Boxeo? ¿Ciclismo? Buscad y encontraréis la triste respuesta…
Esta es otra de las razones por las que, personalmente, ya no sigo el sendero actual marcado por la industria. Las propuestas antiguas son mucho más divertidas que todo el realismo que puedan ofrecer las compañías en sus productos, que sí, lucen muy bien, pero nada más. Yo soy de la vieja escuela y como tal, prefiero lo antiguo. Y, para finalizar este artículo de opinión, me gustaría que vierais el vídeo que adjunto. Se trata de la secuencia introductoria del «Worldwide Soccer 97» de Saturn, un juego a medio camino entre la simulación y el arcade que me dio muchísimas horas de entretenimiento. Todavía recuerdo los tiempos en los que se la ponía a mis amigos y nos preguntábamos cómo serían los juegos cuando se llegase a lo que veíamos en la pantalla. No sé si mi respuesta, de haber sabido lo que sé ahora, hubiera sido positiva…
¿Solo lo de Deportes?
Los niños de ahora juegan a dos o tres juegos, bueno, jugar es mucho decir.