La Nube, ese futuro de la transmisión y almacenamiento de contenidos que cada vez está más cerca de ser el pan nuestro de cada día. De hecho, con plataformas como Dropbox ya lo es pero para lo que son los videojuegos todavía está algo lejos de ser un estándar, aunque proyectos como OnLive o GaiKai lo hayan intentado con no demasiada fortuna. En este país estamos aún lejos de tener los medios adecuados para una conexión fluida, rápida y económica que ponga al alcance de todos dicha posibilidad.
Ahora os estaréis preguntando, ¿qué tiene que ver el panorama actual de Internet con la temática retro que solemos tocar en este blog? La respuesta quizá sorprenda a más de uno, puesto que el futuro bien podría llevarnos de 25 a 30 años… hacia el pasado. Podríamos llamarlo la «Paradoja del arcade», y quiero explicar a qué me refiero con esto y porqué lo he relacionado con lo que a buen seguro nos ha de llegar en el futuro…
Si hacemos memoria, retrotrayéndonos a nuestra niñez o adolescencia, los salones recreativos eran para muchos de nosotros casi como un segundo hogar, en el que a solas o con amigos gastábamos nuestra paga en diversos juegos, dando una ínfima cantidad de dinero a cambio de unos minutos de entretenimiento. Ya entonces o poco más tarde, cuando nos lo pudimos permitir, esos juegos fueron entrando paulatinamente en nuestras casas, lo que con el tiempo hizo que poco a poco ya no fuera tan necesario acudir a estos locales, los cuales terminaron cerrando sus puertas en la mayor parte de los casos. Y al igual que se dio ese paso, otros se han ido dando los últimos años, conduciéndonos hacia un inevitable destino.
La aparición de la red de redes en la escena del videojuego ha hecho que poco a poco el soporte físico con el que siempre hemos jugado vaya cediendo terreno al digital, y su aceptación masiva es la que ha abierto la puerta a la posibilidad, antaño remota pero ahora cada vez más próxima, de no tener la necesidad de adquirir los juegos a los que queramos jugar sino que, en su lugar, paguemos por jugar un tiempo determinado a modo de alquiler, que es en mi opinión lo que va a traer el juego en la Nube. Porque si se hace con música y películas, ¿por qué no con videojuegos?
Pagar por usar algo que no poseeremos… ¿No os es familiar esta situación? Sí, es lo mismo que hacíamos hace tantos años, y no deja de resultar curioso que la supuesta revolución que se supone será la Nube nos lleve de nuevo al momento en el que comenzó todo. Sin embargo, hay matices que hacen diferentes ambas experiencias. Uno de ellos será sin duda, y puedo aventurarme a anticiparlo, el precio del servicio. Si fuera como en los viejos tiempos, cada partida debería costar unos 20 céntimos de euro, que es lo equivalente a 25 pesetas, los añorados cinco duros. Pero no será así, os lo puedo asegurar. Microsoft ya experimentó con juegos antiguos a modo de recreativas digitales en lo que llamó Game Room y cada partida costaba el doble (y hablo de juegos de principios de los 80). El servicio terminó cayendo en el más absoluto abandono, como era de esperar.
Tampoco los propios videojuegos son los mismos. ¿Os imagináis tener que jugar a un juego como Skyrim «moneda a moneda»? Dudo mucho que nos permitan estar horas y horas enganchados sin parar. No, rentabilizarán el negocio de otra forma, coartando la libertad de juego y siempre exprimiendo el bolsillo del usuario, tal y como vienen haciendo desde hace casi una década y cada vez a mayor ritmo. Tampoco podremos, una vez que los juegos no estén en nuestras manos, intercambiarlos, prestarlos o venderlos aunque hayamos pagado por ellos. Hay intentos de promover dichas acciones en el mercado digital pero ni de lejos son lo mismo y, por supuesto, todo sigue estando absolutamente controlado por los que todavía se creen dueños de su producto.
Como veis, y con esto ya finalizo, más que ganar un futuro se podría decir que perderemos el pasado. Un pasado de casi tres décadas en las que, si bien comenzamos jugando de prestado, no tardaríamos mucho en poder tener el mismo entretenimiento en nuestras manos para poder jugar por tiempo indefinido sin tener que dar más cuentas de ello a los que hicieron los juegos para nosotros. Pero la codicia de las empresas es cada vez mayor y no van a dejar que eso siga siendo así por mucho tiempo. «Allá vosotros» les digo porque, por una vez y aunque suene raro decirlo, no pienso volver al pasado. Al menos, a ese pasado que poco tendrá que ver con el que nosotros vivimos y que tan buenos recuerdos nos ha dejado…