FINALIZER Super Transformation

finalizrEste fue el primer videojuego al que jugué, y también el primero que, aún no terminándolo (desconozco si tiene final), sí exprimí cosa fina, llegándome muy lejos. Y sin embargo, y a diferencia de otros juegos que dominé en su día y sigo haciendolo, este «Finalizer» se me resiste, aunque todo es cuestión de volver a coger el vicio… 😀 😀

 

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La premisa de este juego es la misma de los muchos otros que le precedieron: acabar con la invasión alienígena. Lo que lo hace diferente es la capacidad de transformar nuestra nave en un gigantesco robot que aumenta nuestro poder además de permitirnos resistir algún impacto de los enemigos sin morir. La variedad de estos es muy alta y debemos aprender sus rutinas para salir airosos del ataque. La dificultad del juego irá en aumento conforme superemos las oleadas sin perder vidas, algo que a priori parece sencillo, pero que ya os digo yo que no lo es en absoluto.

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Cada cierto tiempo nos enfrentaremos con un enemigo más fuerte al que, al menos en su momento, llamamos Boomer. No sé si sería ese su nombre, pero bueno, imponía respeto, jejejeje. Venían en un ciclo de tres, es decir, el primero se mantenía estático, el segundo, que era idéntico, se movía de lado a lado y el tercero ya era descomunal y muy difícil de destruir. Yo llegué a repetir el ciclo varias veces en una misma partida, pero ya no soy el que era en este juego. Lo bueno que tenía era que, si morías, aparecías en el punto exacto en el que habías caído, a diferencia de otros juegos de corte similar, que te enviaban al principio del nivel.

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Gráficamente es un juego muy bueno si tenemos en cuenta el año de su creación. Fondos amplios y detallados, al igual que todos los elementos móviles de la pantalla. La música es testimonial, y solo aparece cuando morimos o al principio de cada oleada o aparición de un Boomer. Y los efectos de sonido no son algo especialmente destacable. Disparos, explosiones y poco más aunque, si tuviera que quedarme con algo sería con el efecto metálico, realmente logrado, de los impactos contra el escudo que podemos usar para protegernos cuando estamos convertidos en robot.

He de reconocer que no le tengo el mismo apego que a otros juegos como «Shinobi», «Golden Axe», «Streets of Rage», la saga «Wonder Boy» o tantos otros que he disfrutado a lo largo de mi vida, pero siempre tendrá su hueco en mi corazón por haber sido el primero, el que me inició en este mundillo de los videojuegos del que, espero, no me separe nunca.

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