En la segunda mitad de la década de los 90 del siglo pasado Sega, tras los tres juegos de su saga estrella «Virtua Fighter» (1, 2 y Kids), y del no menos interesante «Fighting Vipers», buscaba mantener su puesto como referente del género de juegos de lucha, plantando cara con no pocas dificultades a Namco y su «Tekken», además de a otros títulos tales como el «Soul Edge» de la propia Namco, que derivaría años después en el famoso «Soul Calibur» o el primer «Bloody Roar» de la desaparecida Hudson Soft.